Como cada año por estas épocas de calor, la mayoría ya tenemos bien claro que muy poquita lana nos vamos a poner hasta el próximo otoño. Es el momento perfecto para darles un poquito de amor a nuestras prendas para tenerlas en perfectas condiciones cuando las volvamos a necesitar.
En este momento año las polillas están en su plenitud, reproduciéndose a lo loco y creando capullos hechos con nuestras preciadas fibras. ¡Aaaaargh! Pues bien, que sepas que a las polillas les encantan las fibras animales, sobretodo la lana. Tienen especial predilección por la lana que “huele”, es decir, si tiene rastros de tu olor corporal se van a ir directas! Cuida especialmente también las lanas de color natural oscuro (esas marrones o grises sin teñir, del color de la oveja) y todas aquellas que cuando se mojan huelen mucho a oveja, todas estas son un manjar para esos bichos.
Si quieres mantener tus piezas a salvo durante el verano es importante que las laves todas a consciencia antes de guardarlas. Ah, y si puedes añade en el armario un poco de lavanda, que además de oler de maravilla, es un repelente para estos insectos.
Si quieres te cuento mis trucos para lavar tus tejidos de manera eficaz, piensa que lavo muuuucha lana a lo largo del año, así que hazme caso y no fallarás!
- Lo primero: utiliza agua fría, pero fría del todo. Y no, 30º no es agua fría.
- Lo segundo: lava siempre tus tejidos a mano.
- Y por último: la lana está hecha del mismo material que el pelo (el que las personas tenemos en la cabeza, unos más y otros menos). No necesitas comprar nada especial si no quieres, con un champú para el pelo normal y corriente será suficiente. Hay mil productos especiales para lana, si te apetece puedes usarlos. Pero asegúrate bien de que sean para lana, porque algunos nombres llevan a equívoco y no te puedo asegurar que no estropeen la lana o el color.
Ahora sí, vamos a ver como se lava una pieza de lana…
- Llena un recipiente con agua y un poquito de champú (realmente hace falta muy muy poco). Echa la pieza de lana sin marearla y deja que se vaya empapando y hundiendo en el agua ella sola. Según si es superwash o no va a tardar menos o más. Yo suelo esperar entre 15 y 30 minutos.
- Sin remover, saca la pieza, cambia el agua del recipiente por agua limpia (y fría) y mete la pieza otra vez. Espera unos 10-15 minutos.
- Repite el paso 2. Si ves que el agua sale muy sucia o con mucho jabón repite otra vez.
- Saca la pieza, escurre un poco el agua con las manos, pero sin pasarte, que en este momento las fibras están muy delicadas. Extiende una toalla y pon la pieza encima. Enrolla la toalla sin apretujar mucho y luego aplica presión suavemente sobre este rollito para que el agua de tu pieza limpia empape la toalla.
- Pon la pieza a secar, bloqueando si te conviene o sencillamente dejando que se seque en plano.
Es normal que en los primeros lavados la lana suelte tinte. Hay muchos factores que lo provocan, puede ser desde el tipo de agua de tu zona, pasando por el tipo de color (algunos tienen más tendencia a “soltar”), hasta puede ser que haya quedado una partícula de tinte sin disolver enganchada en las fibras, lo cual es muy aparatoso pero en realidad prácticamente no tiene efectos sobre el color.
Si hay algo de tinte en el agua no tienes que preocuparte. No le eches vinagre, porque en algunos casos te podría estropear las cosas (fijando colores donde no deberían estar). Si ves que suelta muchísimo color ponte en contacto con tu tintorera, explícaselo y mándale algunas fotos. Ella te dirá qué solución es la mejor.
¡Ah, y para terminar! Puedes aprovechar esta época en la que cuesta un poquito más ponerse a tejer para remendar tus tejidos. La mayoría serán actuaciones rápidas, lo que yo llamo “cirurgía menor”. Así que en un momento matas dos pájaros de un tiro: dejas tus piezas como nuevas, y juegas con tus lanas sin ahogarte de calor.
No sé a tí, pero a mí me hace feliz saber que podré seguir llevando esa prenda que tuve tanto tiempo en las agujas como si fuera nueva!
3 responses
Buenos consejos, gracias ?
Gracias por estos consejos
Moltes gràcies Laia! M’ha servit molt aquest article 😉