Soy Laia, la persona que está detrás de Soc una troca.
Las mujeres de mi familia siempre estuvieron rodeadas de lanas y hilos, y yo no salí muy distinta: la lana y los tejidos me fascinan. Hace unos años me adentré un poco más en el mundo de las fibras naturales y el color, y la parte científica de mi genética me guió hacia un proceso de investigación a fondo sobre hilado de lana, fibras y técnicas tintóreas históricas con materiales naturales.
Pero mi vena artística no se podía quedar atrás. Siempre me ha fascinado el arte (de hecho estudié música!) aunque nunca necesité dar salida a mi creatividad. Un día me di cuenta de que los tintes naturales no eran suficientes para mí, quería jugar más con los colores, tener más libertad! Y así fue como empecé a trabajar con tintes ecológicos usando todas las técnicas que ya había aprendido.
Los colores me hacen feliz, y la lana todavía más. Espero hacerte un poco feliz a tí también con cada una de mis madejas!
Tejer, hilar y teñir han sido un bálsamo para mí en momentos duros, y es un privilegio haber podido convertir una pasión en mi trabajo. Espero que cuando tejas mis madejas encuentres un pedacito de esta energía.
Tengo la suerte de vivir en un entorno rural. Esta tierra es dura y seca, pero el sol tiene un brillo especial y el cielo una profundidad que en pocos lugares se puede apreciar (no exagero, de verdad, tiene que ver con la falta de humedad!). Ah, y hay tantas flores a lo largo del año que creo que nunca me aprenderé ni la mitad de los nombres!
Siempre me ha preocupado la naturaleza y el medio ambiente. No estoy en contra de la tecnología, ni mucho menos, pero creo firmemente en el consumo racional y responsable. ¿Y qué tiene que ver esto con Soc una troca? Pues todo esto se refleja en un esquema de trabajo meticulosamente estudiado y con una relación responsable con el entorno.
Escojo las lanas por su calidad pero también por su sostenibilidad. Todas provienen de granjas sin maltrato animal (nada de mulesing!). El tratamiento superwash cumple con las estrictas regulaciones europeas sobre aguas residuales.
Para que el color se fije en la lana se necesita que el agua tenga un pH específico, cosa que consigo con aditivos de grado alimentario (que no son peligrosos para humanos, animales ni plantas). Una vez terminado el proceso, compenso el pH para asegurar que no se daña el medio acuático.
Mis tintes son ecológicos y libres de metales pesados. Además, cumplen con el sello GOTS (Global Organic Textile Standard) y OEKO-TEX. Las técnicas que uso no dejan nada de color en el agua, así que no quedan residuos tóxicos. Esto permite reutilizar el agua varias veces antes de que acabe en el alcantarillado.
Los productos que utilizo par lavar la lana antes y después de teñirla son ecológicos.
Las etiquetas están hechas con papel reciclado de una empresa papelera de Valencia. La impresión las hago yo misma con medios locales.
Vivo lejos de todo, así que para minimizar viajes voy un máximo de dos veces por semana a llevar los envíos al mensajero más cercano. En los envíos intento usar muy poco plástico (y cuando puedo es reciclado o biodegradable). Estoy siempre en busca de materiales mejores para reducir mi huella ecológica.
¿Quieres saber más? Te dejo los enlaces a algunas entrevistas que me han hecho, y con las que he disfrutado: